Corazón Consolado

2 corintios 1:3-11

Pablo escribe esta carta, entre seis y dieciocho meses después de 1 Corintios, tras la visita de Pablo a Tito en Macedonia. Se trata de una carta personal muy intensa.

1.- Dios es bondadoso (3)

3Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,

Pablo empieza con un himno de alabanza «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo»

Dios se revela como Dios, como Padre del Unigénito Hijo, como Dios del Señor Jesucristo, y continúa revelándose a Sí mismo. Es importante también cómo el Espíritu Santo revelando la palabra a Pablo nos presenta a Jesucristo como nuestro Señor.

Continúa Pablo llamando a Dios el Padre de las compasiones,  Dios es infinitamente misericordioso. Su misericordia es que no nos ha aplicado el castigo que merecemos, por eso son nuevas cada mañana.  

También le llama (v. 3b) «y Dios de toda consolación», es decir, un Dios que tiene amor y poder suficientes para prestar el consuelo y la fortaleza necesarios a todos sus hijos en toda clase de circunstancias.

2.- Dios es bondadoso con Pablo y sus compañeros (4-6)

4el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.

Nos refiere algo de su experiencia personal. Pero tanto él como sus colaboradores tenían tribulación en el mundo, pero tenían también la paz de Cristo. Y nos da a entender que el consuelo que recibimos de Dios en medio de las tribulaciones no es para que nos lo guardemos de forma egoísta para nosotros mismos, sino para que nosotros sirvamos como de canales por los que el consuelo que tiene su fuente en Dios llegue también a otros hermanos que se hallen bajo las mismas tribulaciones que nosotros. Sólo el que ha pasado por penosas experiencias está equipado para consolar a quienes pasan por situaciones similares. El que no sufre no puede «simpatizar» (sufrir con) con los que sufren.

5Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación. 6Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos.

El consuelo que los creyentes reciben en medio de las tribulaciones es abundante por medio de Cristo, en la medida en que abundan en ellos los padecimientos de Cristo. Versículo 5 nos da a entender que los padecimientos de Pablo se identifican de algún modo con los de Cristo. La razón es que, al ser el cristiano miembro de Cristo, los sufrimientos de la Cabeza es natural que se extiendan a todo el organismo. En otras palabras, cuando el creyente sufre por Cristo, es Cristo mismo quien sufre en él. Por ejemplo, cuando Cristo se le presentó a Pablo camino a Damasco le dijo ¿Pablo, Pablo por qué me persigues? Pablo perseguía a la iglesia y era como si estuviera persiguiendo a Cristo mismo.

3.- Dios libera a sus hijos de la Aflicción 7-8

7Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que, así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación.

El apóstol escribe el versículo 7 para animar a los corintios y les expresa la esperanza de que sus propias penas y tribulaciones serán benéficas para los corintios.

8Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida.

No sabemos a qué tribulación particular se refiere en el versículo 8, pero sí vemos que fue muy dura, ya que el griego dice literalmente: «fuimos abrumados bajo peso excesivamente más allá del poder». Tan dura fue la aflicción que Pablo añade (v. 8b) «hasta el punto de perder la esperanza aun de conservar la vida».

9Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;

Y, como si desease poner de relieve el grave peligro en que se halló, añade, en forma de paralelismo negativo, que (v. 9) había llegado a abrigar el presentimiento de que iba a perder la vida, Pero lo entiende como una prueba a la que Dios le sometía a fin de que no confiase en sus propias fuerzas, sino en Dios que resucita a los muertos. Y, si es poderoso para devolver la vida a un cadáver, ¿cómo no podrá recuperar a un moribundo?

10el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte;

Apoyado en esa confianza, Pablo expresa en los tres tiempos del verbo librar, esa misericordia de Dios hacia él (v. 10): «el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte». Esta experiencia pasada le daba ánimos (y debe dárnoslos también a nosotros) para creer y esperar en un Padre tan bueno y poderoso.

11cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por medio de muchos.

Sin embargo, el apóstol no se olvida del poder de la intercesión eficaz de los creyentes, unos por otros, ante el trono de la gracia. Por eso, añade a continuación (v. 11): «contando también con vuestra cooperación por medio de vuestras oraciones a favor nuestro; y así serán muchos los que den gracias a Dios por causa nuestra por el beneficio otorgado a nosotros en respuesta a las oraciones de muchos» (NVI). 

«No existen límites para el poder de la oración intercesora; y aunque la misericordia de Dios no depende de ella, podemos estar seguros de que nada desea tanto como el que los Suyos estén unidos en mutua intercesión, ofrecida en el nombre de Su Hijo».

En conclusión, consideremos dos puntos:

Para qué permite Dios la aflicción

1.- Para que seamos consolados por él y aprendamos a ser consolados y a consolar, esto nos ayuda a crecer espiritualmente para tener el carácter de Cristo, pues a veces somos muy orgullosos y no queremos que otros sepan de nuestros fracasos y dolores.

2.- Para que aprendamos a no confiar en nosotros mismos 2 Corintios 12:9  “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”.

3.- En consecuencia, para que aprendamos a confiar en Dios “Cuando soy débil entonces soy fuerte” porque EL FUERTE está conmigo.

4.- Para que el número de oraciones aumenten, las dificultades hacen que la iglesia se ponga en oración, en este tiempo del Covid 19 se ha notado un aumento de los hermanos que estamos orando unos por otros y muchos están al pendiente de otros hermanos, 

5.- También con las aflicciones aumenta la gratitud, imagínate si Dios te ha estado librando de aflicciones que le vas a decir sino “gracias Señor” o serás como aquellos que dicen, me merezco ese favor, no tengo tiempo de dar gracias, lo hago después, creo que yo prepare bien mi estrategia para salir de esto, somos buenos para dar excusas y librarnos de la gratitud.

6.- Y si aún no somos librados de los peligros y llegamos a morir. Lo peor que nos puede pasar, es la muerte y Él controla la muerte, pues nos resucitará.

Así que la pregunta clave para ti hoy es: ¿Quién controla tu vida?.

Cómo nos consuela

1.- Por su Palabra, en su palabra hay poder “Tu promesa renueva mis fuerzas, me consuela en todas mis dificultades” Salmo115:50

2.- Ha provisto su Espíritu, Dios ha puesto en nosotros una ayuda que siempre está con nosotros y es nuestro PARACLETO, una ayuda que nos acompaña y nos consuela en todas nuestras dificultades.

3.- Dios nos ha colocado en un cuerpo que es la iglesia, para nos ayudemos unos a otros a llevar la carga, por pesada que sea.  

Si quieres realmente ser gigante espiritual solo confía en Dios como resultado de tu fe y ten comunión íntima con el Señor en oración continua con Dios y por los hermanos.

Fuentes:

Kistemaker (2004). Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio según San Mateo (pp. 363–372). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Henry, M., & Lacueva, F. (1999). Comentario Bı́blico de Matthew Henry  08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE.

Predicaciones sobre “El Dios de toda consolación”. Mensajes de Miguel Núñez 2015

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