Isaac, un testimonio de bendición y paz

Génesis 26:1-35

La línea del pacto se constituye con seres humanos imperfectos pero dirigidos y bendecidos por Dios para dar testimonio.

  1. Introducción

Es obvio que la historia que nos narra en el capítulo 26 de Génesis ocurrió antes del nacimiento de Esaú y Jacob y la venta de la primogenitura que se nos relata en el capítulo anterior. Si hubiera habido gemelos jugando en la tienda de Rebeca, Isaac no podía haber dicho que Rebeca era su hermana, y seguramente Abimelec no lo hubiera creído.

La razón de poner esta historia aquí es para indicar la importancia de la primogenitura, que  consiste en ser portador del pacto. Este capítulo ratifica a Isaac como el portador de la promesa, la herencia que Jacob compró porque la menospreció Esaú.

  • En los pasos de su padre Abraham

El escritor Moisés escribió estas líneas, inspirado por el Espíritu Santo, dice que hubo otra hambre en la tierra, “además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham, y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos”, el mismo lugar donde fue Abraham en circunstancias similares. Gerar es una ciudad al sur de Gaza, estaba situada entre dos ríos y, aparentemente, no dependía tanto de la lluvia. Por su situación, las  sequías no le afectaban tanto, y siempre había comida.

También era ciudad de los filisteos, quienes ocupaban la costa y se dedicaban al comercio. Isaac era pastor de ovejas y otros animales y la costumbre era ir donde había pasto y la posibilidad de comerciar. Gerar era el lugar lógico, ya que había agua en la zona. Los pozos eran importantes en el relato. Los pozos, o cisternas, depósitos de agua, aseguraban la vida de los rebaños. Es muy lógico que allí fuera Isaac, como lo hizo su padre en circunstancias similares.

Parece que Isaac pensaba en la posibilidad de ir a Egipto, tierra de riego, pero Dios, que sabe de los pensamientos de todos, le dijo que no fuera allí.

“Pacto es una promesa con juramento” El principio del nuevo pacto de la gracia soberana, ya está actualmente en vigor, y Dios actúa en conformidad con esta gracia soberana al establecer las condiciones en base a las cuales Él mora en medio de Su pueblo, siendo el Señor Jesús el Mediador, por medio de quien se obtiene toda bendición.

Dios repite a Isaac las palabras del pacto que había hecho con Abraham.  2Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. 3Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. 4Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, 5por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes. Génesis 26:2-5.

Confirmando así que Isaac era el verdadero portador del pacto, y exhortándole a confiar en la promesa.

No sabemos si Isaac sabía de la experiencia de su padre en Gerar con Abimelec un nombre que quiere decir “mi padre es rey” y  se empleaba como “faraón” o “Cesar”, siempre era el nombre del rey, sea quien fuera, el hijo o quizá el nieto del que trató con Abraham.  Quizá Isaac no sabía, pues esta información no es de las que se dicen a los hijos.

Tenemos que pensar que todo el trato con Abimelec fue de acuerdo con las costumbres entre los países paganos de aquel entonces.

Tenemos que recordar que recordar que Isaac todavía era la totalidad del pueblo de la promesa y que no tenía experiencia en este papel. Además la revelación de Dios que comunica su voluntad vino mucho más tarde, en el tiempo del éxodo. Aunque podemos explicar un poco, no podemos entender, y menos disculpar la acción de Isaac y la conformidad de Rebeca. Solo podemos entender la sobrenatural protección de Dios, en términos del pacto. Dios protege la línea del pacto y soberanamente  hace que todas  le ayuden a bien para su pueblo, a pesar de la torpeza pecaminosa de él.

  • Isaac el pacificador.

Dios mostró a todo el pueblo de Gerar cómo protegía a Isaac. Sembró y cosechó con ganancia del 100 %. El promedio era como del 30 % y una cosecha superabundante era del 50 %. Entendieron que la cosecha era una muestra de la bendición de Dios.

Reaccionaron con admiración y envidia. Y donde hay riqueza hay lucha y las gentes del lugar pelearon la riqueza, persiguiendo a Isaac de manera velada. Isaac pacíficamente va de un lado a otro, confiando ahora en la protección de su Dios.

Isaac hace una especie de profesión de fe, que a la vez es un testimonio. Lo hace en una palabra, “Rehobot”. Después de abandonar unos pozos, que fueron de él por herencia, ya que su padre Abraham los había cavado, los llamó con los nombres de “contienda” y “enemistad”, y procedió en “el temor de Jehová, llegó al lugar dónde podía extenderse como pueblo de Dios, y lo llamó Rehobot, suficiente espacio o amplio espacio. En todo esto Isaac era tipo del “Príncipe de paz” en que “angustiado y afligido, no abrió su boca”. También fue un gran testimonio del cuidado especial que Dios daba a su pueblo.

Dios, en una visión especial, confirma la actuación de Isaac. Le repite el pacto y da promesas especiales. “Y de allí subió a Beerseba. 24Y se le apareció Jehová aquella noche, y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abraham mi siervo” Génesis 26:23-24.

Isaac ahora edifica un altar e invoca el nombre de Jehová. Es decir, se identifica con el Dios del pacto, y ora con Él en términos de su promesa. Y con esa confianza actúa plantando sus tiendas y abriendo pozos.

  • El reconocimiento de Abimelec

Ahora a la vista de que, a pesar de su pasividad, Isaac es el bendito, Abimelec le va a visitar. Ahora el perseguidor es el que busca paz. Isaac le habla con franqueza. Dice que él le aborrecía ahora busca amistad. Abimelec tiene que confesar que le conviene hacerlo, puesto que ha visto que Jehová está con él. Isaac sigue siendo el pacificador. No cede sus derechos, pero le recibe bien y le despide en paz.

  • Esaú va por su propio camino

Esaú se separa definitivamente del pacto, casándose con dos mujeres, obviamente de procedencia importante, trayendo tristeza a sus padres y un camino aparte para él.

  • Para nuestro tiempo
  • Dios nos hace pasar por pruebas, sequias y persecución, para mostrar su cuidado y bendición.
  • Reconoce la protección soberana de Dios en tu vida, y nos ayuda a pesar de nuestra torpeza pecaminosa.
  • Recordemos sus promesas al amparo del pacto de gracia, el Nuevo Pacto que es la promesa de Dios de perdonar nuestros pecados, darnos vida eterna y la seguridad de que estaremos delante de Dios, justificados y adoptados como sus hijos. Todo esto al amparo de lo que Cristo hizo en su vida terrenal y en la cruz del calvario, su muerte, su resurrección, su Ascensión y su pronto regreso.
  • No entristezcas a tus padres alejándote del Pacto de Gracia, cree en el Señor Jesucristo.

Fuentes: Fuentes: Nyenhuis Gerard “Origen de la promesa evangélica” Tomo II, Publicaciones el Faro, S.A. de C.V. Mayo 2000.

Ventura, S. V. (1985). En Nuevo diccionario bíblico ilustrado (pp. 870). TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE.

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