Job el hombre que conocía a Dios

Job 1:1-5


  1. El Libro de Job

Este libro de Job es singular no tiene conexión con ningún otro libro de la Biblia. Se trata de uno de los libros poéticos o de la literatura sapiencial. Curiosamente trata de la vida de un hombre llamado Job, pero es un libro de doctrina, no como los Salmos que son devocionales, ni como Proverbios, que es un libro pragmático. Responde a la pregunta ¿cómo podremos rendir adoración y obediencia a un Dios a quien no conocemos bien?

No pertenece al pueblo judío, ni está ubicado en tierras de Canaán, sino simplemente en el oriente; escrito en tiempos antiguos, contemporáneo de los patriarcas, aunque algunos modernistas piensan que la historia se desarrolló en tiempos de la cautividad babilónica. Como testimonio interno de su inspiración divina el profeta Ezequiel lo menciona Ezequiel 14:14 y 20 y en el Nuevo Testamento Santiago lo refiere en 5:11.

La estructura de Job es extraordinaria:

  • Comienza con una  sección de prosa (1:1–2:13) en la cual Job es privado de su familia y posesiones materiales; sin embargo, su fe permanece firme.
  • La sección central es poesía (3:1–42:6) en la cual varias personas dialogan acerca de las razones de las calamidades de Job.
  • La sección final es prosa (42:7–17) en la cual Job reacciona al Señor en humilde arrepentimiento. En su gracia Dios le restaura la salud y le duplica sus bendiciones anteriores.

Me parece que este libro es muy mencionado, pero a la vez es desconocido. Trata de un tema muy importante para el ser humano “el sufrimiento” pero aún más inquietante es la pregunta ¿Por qué permite Dios que sufran tanto los hombres, especialmente los buenos? Pero a la vez es desconocido porque casi siempre leemos solo el principio y el final y algunos textos de la parte media.

Calvino decía que la clave para entender el libro que trata de una disputa entre amigos “Job teniendo un buen caso hace una defensa pobre, mientras que los otros, teniendo un caso pobre hacen una buena defensa” [1]

En el debate se advierte la filosofía de los amigos de Job y parece que el sufrimiento de Job es fruto de su  mal comportamiento “El que la hace la paga”. También vemos a través del libro la misteriosa providencia divina, la sabiduría y poder de Dios, su soberanía que son perfecciones o atributos que trascienden la capacidad humana.

Finalmente Job que viene siendo el paradigma del hombre sufriente reconoce que ante los misteriosos designios de Dios no hay más que cerrar la boca, inclinar la cabeza y adorar.[2]

  1. Job el hombre que conocía a Dios

1Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.

O mejor dicho el hombre conocido por Dios. Era un hombre al que nada le faltaba y que lo perdió todo, sin explicación alguna por parte de Dios, ni recibir ninguna pista. Un hombre que a la larga se debilitó, pero que al hacerlo llegó a ser más fuerte y a estar más próximo a Dios.

Lo único que el Señor le reveló fue su propio Ser. Sin embargo, Job descubriría que una revelación más profunda de Dios es algo sustancial.

Dios escogió revelarse a sí mismo a su siervo fiel, y Job encontró consuelo, no en las respuestas, sino en Dios mismo; no en algún misterio divino desentrañado, sino en la revelación del propio Dios. Descubrió que es únicamente el conocimiento del Señor lo que en última instancia produce paz y fortaleza; solo ese conocimiento puede consolar al alma turbada.

Según Ezequiel  14:14, 20, Job es una persona histórica, como lo son Noé y David, y es de renombre por su paciencia,  Santiago 5:11. Vivió en tiempos de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob. Job es el patriarca de su familia. Ofrece sacrificios a favor de sus hijos, lo que sugiere que vivió antes que la ley fuera dada. Su riqueza se expresa en términos agrícolas. El antiguo título Dios Todopoderoso es usado más de 30 veces por Job.

La fe de Job

“…y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal”

Job tenía una relación profundamente personal con Dios: caminaba estrechamente con Él, le conocía íntimamente y le respetaba en gran manera. Vemos cuatro aspectos de la fe de Job:

  • Job era perfecto.-

No significa que no tuviera pecado, sino que era intachable. En cuanto a su relación con Dios, era pecador Romanos 3:23, varias veces lo admite más adelante. Pero en relación con los hombres, nadie podía acusarlo de fallos morales, tenía una reputación intachable, andaba con integridad, sin hipocresía ni doblez, con una ética perfecta, y todo el mundo lo sabía. Hombre confiable para hacer negocios con él.

La rectitud está estrechamente relacionada con la palabra “justo”, y significa “una fiel adherencia a los estatutos de Dios, y honradez y compasión en el comportamiento para con los demás”.

  • Job era recto.-

Significa derecho, en el sentido de caminar por una senda derecha sin apartarse de la normas de Dios. Job andaba por la senda recta y estrecha que lleva a la vida; permanecía en el camino, sin desviarse hacia la mundanalidad. Su caminar estaba de acuerdo con sus palabras.

  • Job era temeroso de Dios.-

Significa estar lleno de reverencia, asombro y respeto por Dios, tomarle muy en serio; honrar su persona; obedecer lo que dice; temblar ante lo que hace. No se trata del miedo al matón del barrio, es el temor delante de alguien muy superior a nosotros.

Temer a Dios es el corazón mismo de la santidad. Es el atributo que, por encima de todos los demás, refleja una buena relación entre un pecador y el Dios todopoderoso. Job reconocía solemnemente que él vivía en la verde tierra de Dios, respiraba el aire de Dios y estaba bajo la mirada constante de Dios. Por lo tanto reconocía la mano de Dios en todos los aspectos de su vida.

  • Job era Apartado del mal

Desechaba todo lo que fuese contrario al carácter santo de Dios. Tenía la fuerza de la convicción para responder con una negativa al pecado, las tentaciones mundanas y a la seducción diabólica. No cedía a la presión de grupo, resistía la tentación.

Los cristianos dan muestras de su regeneración en su deseo de evitar ocasiones de pecar. Volverse del pecado y hacia Dios es el más simple, y el más completo entendimiento de lo que es el arrepentimiento, el cual es la otra cara de la fe. Juntos, fe y arrepentimiento constituyen los dos elementos vitales de la religión salvadora.

“Casi toda la sabiduría que poseemos, esto es, verdadera y sana sabiduría, consta de dos partes: el conocimiento de Dios y de nosotros mismos”. Job aparece como un hombre que conoce a Dios y que se conoce a sí mismo. Es un ejemplo de lo que Dios quiere que seamos, y que, por su gracia, podemos llegar a ser.[3]

  1. La familia de Job

2Y le nacieron siete hijos y tres hijas. 4E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos.

La vida familiar es lo más importante después de nuestra relación con Dios. Job era un padre de una familia grande y unida. Tenía “siete hijos y tres hijas”. Tenía una familia completa, era bendecido con su aljaba llena.

Job tenía una familia ideal. Sus hijos se amaban entre sí y se reunían con regularidad para disfrutar de la compañía los unos de los otros.

  1. La fortuna de Job

3Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los orientales.

Job era un hombre de negocios de mucho éxito. “Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados”.

Antiguamente la riqueza se media por las posesiones que tenía la persona: tierra, animales y siervos entre otras cosas. Magnate ganadero, textil, por la lana de las ovejas, con su empresa de transporte con sus camellos; agricultor exitoso con sus quinientas yuntas para la labranza, hombre de negocios riquísimo.

Este hombre rico y piadoso era una combinación difícil de encontrar.

  1. Job un hombre de fama mundial

Job tenía muy buena reputación era “el más grande de todos los orientales” Tenía gran influencia, imponía respeto, poseía una gran notoriedad, era el pilar de aquella sociedad. Y gozaba de gran consideración tanto para Dios, como para los hombres. O sea era bien conocido en el cielo y en la tierra.

  1. Job como padre

Job era un buen padre, profundamente preocupado por el bienestar espiritual de sus hijos, trataba de dirigir espiritualmente a su familia. Muchos hombres tienen  éxito en su profesión o en sus empresas, pero no así en la familia. Tenía sus prioridades equilibradas.

5Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.

Los siete hijos de Job se reunían por lo menos siete veces al año para celebrar sus cumpleaños de cada uno. Entre ellos había un ambiente de unidad, resultado del interés amoroso de su padre  no hay duda del testimonio y de la vida de integridad del padre. Su fe en Dios era real y moldeaba el carácter de sus hijos.

Después de cada fiesta familiar, Job sacrificaba holocaustos por sus hijos. Tenía una profunda preocupación por el bienestar espiritual de sus hijos, así que ofrecía sacrificios  a Dios. Lo que Job deseaba para sus hijos era lo mejor de Dios. No los asfixiaba  presionándolos con la práctica de la religión sino con mano abierta y extendida hacia arriba, estaba dispuesto a aceptar el plan de Dios para sus hijos.

El deseo era que sus hijos fueran de Dios, que conocieran la voluntad divina y sirvieran a los propósitos de Dios. [4]

El pecado que Job teme que sus hijos cometan es que blasfemen contra Dios en sus corazones. Es el mismo pecado en el que Satanás espera que Job caerá (1:11; 2:5) y al cual le incitará su mujer (2:9).

Job ofrece un holocausto por ellos. Era su costumbre hacerlo. Los holocaustos completos eran para pecados en general (Levítico 1) más que para pecados específicos, para los que se habían prescrito “ofrendas por el pecado” (Levítico 4:1–5:4). Estas cosas servían de expiación para el hombre. La idea detrás del sacrificio es la del pago de un rescate.

Es un antecedente de aquel que vendría “para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45). A diferencia de los holocaustos ofrecidos por los sacerdotes cada día, Cristo ofreció un sacrificio: Él murió “una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo” por nosotros (Hebreos 7:27). [5]

Por eso algo que podemos imitar de Job es enseñar el evangelio a nuestros hijos, enseñarles la palabra de Dios, modelar a Cristo en nuestra familia, porque son ellos nuestros hijos quienes nos conocen muy bien y saben cómo reaccionamos en la mañana, tarde o noche. 

Preguntas para reflexionar:

¿Has conocido alguna vez una persona así?

¿Cómo es tu vida espiritual, familiar y profesional?

¿Cómo te comportas en casa, con tus hijos, con tu esposa?

¿Cómo está tu relación personal con Dios?


[1] Calvino, Juan. Sermones.

[2] Henry, M., & Lacueva, F. (1999). Comentario Bı́blico de Matthew Henry (pp. 502–503). 08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE.

[3] Thomas, D. (2001). Cuando arrecia la tormenta. (P. Escutia, Trad.) (Primera edición, pp. 23–30). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

[4] Lawson, Steve (1996). Cuando el infierno se nos viene encima. Editorial Caribe.

[5] Thomas, D. (2001). Cuando arrecia la tormenta. (P. Escutia, Trad.) (Primera edición, pp. 23–30). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

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