Segunda aflicción de Job
Job 2:1-13
Tres escenarios, similares a la primera aflicción: Uno en el cielo otra vez en una reunión … ; otra en la tierra donde Job está sufriendo una enfermedad en su cuerpo; y, otra más en la tierra cuando tres de sus amigos vienen a consolarlo.
Los personajes en el cielo son Dios platicando con Satanás; en la segunda escena está Job sufriendo una enfermedad en su piel, y su esposa; Y en la tercera están Job y sus tres amigos.
- Primera escena: Delante de Dios 2:1-6
1“Y sucedió que el día cuando los hijos de Dios vinieron a presentarse delante delSeñor, vino también Satanás entre ellos para presentarse delante delSeñor.
2Y el Señor preguntó a Satanás: « ¿De dónde vienes?». Entonces Satanás respondió al Señor: «De recorrer la tierra y de andar por ella».
3Y el Señor dijo a Satanás: « ¿Te has fijado en Mi siervo Job? Porque no hay otro como él sobre la tierra; es un hombre intachable, recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Él todavía conserva su integridad a pesar de que tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa».
4Satanás respondió al Señor: « ¡Piel por piel! Sí, todo lo que el hombre tiene dará por su vida.
5»Sin embargo, extiende ahora Tu mano y toca su hueso y su carne, verás si no te maldice en Tu misma cara».
6Y el Señor dijo a Satanás: «Él está en tu mano; pero respeta su vida».
Otra vez nos preguntamos ¿Qué hace allí este personaje? Y la respuesta sigue siendo “Aún él ha de dar cuenta de sí mismo a Dios”.
También recordamos quien es este personaje: “el acusador” acusa a Job de interesado; es “el vagabundo”. Recorre la tierra en busca de su presa y conoce a Job por quien Dios le pregunta si lo ha tomado en cuenta; “el cínico” que no distingue la justicia de Job y sin temor alguno dice que Job maldecirá a Dios si le quita su protección y sus posesiones; Y, “el atormentador”, que aunque está limitado por la soberanía de Dios ataca a Job en su familia y posesiones. Recordemos que es como un perro rabioso amarrado y que no puede llegar más allá de lo que le permita la cadena.
Dios le hace la misma pregunta que la vez anterior, y el engañador responde lo mismo que antes.
Ahora Dios le vuelve a hacer otra pregunta similar acerca de Job, aunque le añade algo más: « ¿Te has fijado en Mi siervo Job? Porque no hay otro como él sobre la tierra; es un hombre intachable, recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Él todavía conserva su integridad a pesar de que tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa».
Es muy interesante que Dios vuelve a mencionar a Job como integro, recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Esto es importante, es la tercera vez que lo repite el texto porque nos servirá para entender todo el libro.
Por eso recordamos las características de Job como hombre único en la tierra:
- Job era perfecto.-
No significa que no tuviera pecado, sino que era intachable. En cuanto a su relación con Dios, era pecador Romanos 3:23, varias veces lo admite más adelante. Pero en relación con los hombres, nadie podía acusarlo de fallos morales, tenía una reputación intachable, andaba con integridad, sin hipocresía ni doblez, con una ética perfecta, y todo el mundo lo sabía. Hombre confiable para todo inclusive para hacer negocios con él.
- Job era recto.-
Significa derecho, en el sentido de caminar por una senda derecha sin apartarse de la normas de Dios. Job andaba por la senda recta y estrecha que lleva a la vida; permanecía en el camino, sin desviarse hacia la mundanalidad. Su caminar estaba de acuerdo con sus palabras.
- Job era temeroso de Dios.-
Significa estar lleno de reverencia, asombro y respeto por Dios. Tomaba muy en serio a Dios. Temer a Dios es el corazón mismo de la santidad, refleja una buena relación entre un pecador y el Dios todopoderoso.
- Job era Apartado del mal
Desechaba todo lo que fuese contrario al carácter santo de Dios. Tenía la fuerza de la convicción para responder con una negativa al pecado, las tentaciones mundanas y a la seducción diabólica. No cedía a la presión de grupo, resistía la tentación.
En esta escena el diablo le pide a Dios tocar a Job en su cuerpo, recibe autorización con una limitación que no toque su vida, o sea que no lo lleve a la desesperación hasta morir.
- Segunda escena Job es herido
7Entonces Satanás salió de la presencia del Señor, e hirió a Job con llagas malignas desde la planta del pie hasta la coronilla.
8Y Job tomó un pedazo de teja para rascarse mientras estaba sentado entre las cenizas.
9Entonces su mujer le dijo: « ¿Aún conservas tu integridad? Maldice a Dios y muérete».
10Pero él le dijo: «Hablas como habla cualquier mujer necia. ¿Aceptaremos el bien de Dios pero no aceptaremos el mal?». En todo esto Job no pecó con sus labios.
El diablo quiere que Job maldiga a Dios y lo provoca por medio de una repugnante enfermedad.
Era una enfermedad muy grave, dolorosa y repugnante, que le llenó todo el cuerpo, toda su piel.
En lugar de hallar algún remedio medicinal para la enfermedad, Job usaba un trozo de tiesto o teja para rascarse con él. Algunos dicen que “A pesar del mucho bien que había hecho a muchos, nadie era tan agradecido como para acercarse a él y tratar de aliviarle el picor o el sufrimiento, ya fuese por repugnancia o por el temor al contagio”. Así que pasaba día y noche fuera de la ciudad, sentado sobre el montón de cenizas. Perdió el apetito, tenía dificultad para respirar, perdió mucho peso, con dolor continuo. Job 7:3, dice que fueron meses de quebrantamiento.
Pero la tentación más grave le vino de su propia mujer: « ¿Aún persistes en tu integridad?»—le dijo—«Maldice a Dios y muérete».
De todo cuanto poseía, lo único que le quedo a Job fue su mujer. Aunque los designios de Dios fuesen benignos en este caso, la razón por la que Satanás no se la quitó fue, por lo que se ve, para que le sirviera de instrumento de tentación.
La Biblia textual lo dice de una manera interesante:
“Y pasado mucho tiempo, le dijo su mujer: ¿Hasta cuándo te mantendrás diciendo: he aquí, soporto un tiempo, un poco más, mientras conservo la esperanza de mi salvación? Porque he aquí, borrada de la tierra tu memoria; los hijos y las hijas, dolores de mi vientre y fatigas, a los que en vano te parí entre angustias, y tú mismo, sentado entre putrefacción de gusanos, pasas la noche a la intemperie. Y yo, errante y de fregona, de sitio en sitio y de casa en casa, esperando a que se ponga el sol, para descansar de las fatigas y de los dolores que ahora me oprimen. ¡Maldice a Adonaí y muérete!”. Job 2:9
Como si dijese: « ¿Eres tan manso, tan cobarde y tan necio como para someterte a un Dios que, en lugar de premiar tus servicios con señales de su favor, te azota sin compasión no habiéndole tú provocado con ningún pecado? ¿Es todavía un Dios digno de que se le sirva, se le bendiga y se le ame?»
Lo presiona para que blasfeme contra Dios y que se muera o como otros dicen que se suicide.
Job persiste y le dice «¿Qué? ¿Aceptaremos de Dios el bien, y el mal no lo aceptaremos?» Si Dios nos da tantas cosas buenas, ¿nos vamos a sorprender o pensar que es extraño el que nos envíe aflicciones para probarnos?» (V. 1 P. 4:12).
Así se mantuvo Job firme en su integridad, y fue derrotado el diablo en sus malévolos designios: En todo esto no pecó Job con sus labios. Triunfó la gracia de Dios e impidió que brotase alguna raíz de amargura para estorbarle y contaminarle.[1]
- Tercera escena Llegan los amigos de Job
11Cuando tres amigos de Job, Elifaz, el temanita, Bildad, el suhita y Zofar, el naamatita, oyeron de todo este mal que había venido sobre él, vinieron cada uno de su lugar, pues se habían puesto de acuerdo para ir juntos a condolerse de él y a consolarlo.
12Y cuando alzaron los ojos desde lejos y no lo reconocieron, levantaron sus voces y lloraron. Cada uno de ellos rasgó su manto y esparcieron polvo hacia el cielo sobre sus cabezas.
13Entonces se sentaron en el suelo con él por siete días y siete noches sin que nadie le dijera una palabra, porque veían que su dolor era muy grande.[2]
Al saber de las desgracias de Job sus amigos se preocuparon por él y lo visitaron. Parece que no solamente eran ellos, pero solamente se mencionan tres con sus nombres: Elifaz, Bildad y Zofar. También parecen ancianos, sabios y rectos.
El que tiene algunos amigos de esta clase debe estimarlos altamente. No tenemos más datos de estos tres amigos, solo el lugar de donde venían. Vinieron por su propia voluntad, para consolar a Job, pero quedaron impactados al verlo en esa condición enferma, que a primera vista no lo reconocieron.
Cada uno lloró con Job “Cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo; se sentaron con él en tierra.
Se quedaron con él Siete días y siete noches y ninguno le hablaba palabra. Porque veían que su dolor era muy grande. “Este silencio les ayudaría a considerar y digerir lo que después habían de expresar como resultado de muchos y largos pensamientos”.
Consideraciones para nosotros
1.- Permite que el proceso del dolor se efectúe
3.- Mantenga una perspectiva eterna.
4.- Confía en la soberanía divina.
5.- Hubo alguien que como Job soportó el dolor, la humillación y las heridas, hasta la muerte por recibir el castigo que merecía otra persona que soy yo y eres tú. Y ese alguien es Nuestro Señor Jesucristo.
[1] Henry, M., & Lacueva, F. (1999). Comentario Bı́blico de Matthew Henry (pp. 507–508). 08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE.
[2] Nueva Biblia de las Américas. (2005). (Job 2:1–3:6). La Habra: The Lockman Foundation.
