Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios
Marcos 1:1-13
- Introducción
“Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios” Marcos 1:1
Marcos sobrino de Bernabé escribió este evangelio, con información principalmente de Pedro.
Fue escrito en Roma, para los romanos. Muestra que los lectores destinatarios no eran judíos.
Marcos describe a Cristo como un Rey activo, enérgico, rápido en sus movimientos, batallador, conquistador, un Vencedor sobre las fuerzas destructoras de la naturaleza, sobre las enfermedades, los demonios, y aun la muerte.
La forma en que Marcos habla de Cristo resultaría especialmente interesante a los romanos, gente que por su codicia de poder había subyugado al mundo. Marcos describe un Rey que excede a todo conquistador terrenal. Su reino es mucho más extenso, su armadura mucho más efectiva, y su gobierno infinitamente más duradero que cualquiera que pueda originarse aquí abajo.
Además, sus victorias son mucho más honrosas, porque le concede a los conquistados, participación en la gloria de sus conquistas.
Este libro trata del evangelio, la buena noticia que trae gozo y que nos cambiara la vida, es acerca de que el mismo Hijo de Dios viene para dos tareas importantes: “Porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y dar su vida en rescate por muchos”. Marcos 10:45. Este texto es lo que marca la diferencia en los primeros capítulos vemos a Jesús sirviendo a su pueblo, y en el resto lo vemos entregando su vida en rescate por muchos.
2.- La llegada de un rey requiere de un heraldo.
2Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. 3 Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. Marcos 1:2-3
Juan el bautista fue heraldo del Mesías, uno que le prepararía el camino. Como cuando Isaías anunció que los judíos regresarían de Babilonia a Judea.
No solo anunció la venida y presencia de Cristo, sino instaba al pueblo a preparar el camino del Señor. Esto quería decir que, en virtud de la gracia y poder de Dios, debían efectuar un cambio completo de sus mentes y corazones. Debían enderezar sus sendas, esto es, debían proveerle al Señor acceso libre a sus corazones y vidas. Debían enderezar todo lo torcido, todo lo que no armonizara con la santa voluntad de Dios. Debían quitar todos los obstáculos que habían amontonado en el camino; como el orgullo que sentían y se creían justos, presumían de que eran los escogidos, pero Juan los estaba llamando a arrepentirse de su inmundicia, aunque se creían limpios, y esto es ya ahora es inmediato no se tardará.
Lo nuevo y sorprendente no era el hecho de que bautizaba, porque el pueblo ya conocía el bautismo de prosélitos. Lo sorprendente era más bien que el rito que era señal y sello de una transformación fundamental de mente, corazón, y vida ¡fuese requerido aun a los hijos de Abraham! También ellos debían convertirse.
“Arrepentimiento” indica un cambio radical de mente y corazón que resulta en un cambio completo de la vida. El arrepentimiento es indudablemente un elemento básico de la conversión. Tal conversión es para perdón de pecados. Cuando Juan bautizaba, llamaba al pueblo a confesar sus pecados.
“Perdón” significa remisión o despido. La importancia de este favor divino, sin el cual es imposible obtener la vida eterna.
3.- Jesucristo es bautizado.
9Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. 11Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. Marcos 1:9-10
Si el bautismo era para pecadores, ¿Por qué Jesús se bautizó?
Para tomar el lugar de los pecadores y asumir los pecados en sí mismo, identificarse con el hombre y la mujer pecadores, bautizándose como si hubiera sido pecador. Es una sombra de la cruz, donde se identifica totalmente con los pecadores y toma su lugar. “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”
Isaías 53:6.
Al someterse al bautismo Jesús había confirmado su promesa eterna de llevar sobre sí los pecados del mundo. Por tanto, como si estuviese profundamente impresionado por la disposición que su Hijo tenía para cargar con el pecado, el Padre proclama, “Tú eres mi Hijo, el Amado, en quien tengo complacencia”. En forma conmovedora se expone la doctrina de la Santa Trinidad en acción. Los tres son uno y eso es lo que da aliento y consuelo a todo creyente.
4.- Jesús es tentado por Satanás en el desierto
12Y luego el Espíritu le impulsó al desierto. 13Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían. Marcos 1:12-13
Recordamos la experiencia de Moisés en el monte Horeb. Y la de Elías en el mismo monte. No sólo ellos ayunaron, sino que también Jesús. Se nos dice que Jesús era tentado por Satanás en el desierto.
Jesús es el nuevo Adán no aquel que falló en el Edén, y es el nuevo Israel, no aquel que falló en el desierto, pero Jesús no falló. Por eso puede ser nuestro sustituto en la cruz y nuestro sumo sacerdote. Como lo dice Hebreos 4:15 “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” Hebreos 4:15- 16
Jesucristo es la persona en quien se puede confiar, es nuestro Rey. Es el Rey Salvador. Es el Vencedor que no se deleita en el sufrimiento de los vencidos, sino que sufre en lugar de ellos y para conseguir su bienestar eterno.
